0. 31' El Meridiano Mágico de Las Ardenas 1. EL COMIENZO. Abadía de Villers-la-Ville (I). Post Tenebras Spero Lucem 2. Abadía de Villers-la-Ville (II). Veni, Vidi... Flevi 3. PRIMERA JORNADA. Namur. Lo que la verdad esconde (I) 4. Namur. Lo que la verdad esconde (II) 5. Crupet. Bosques, santos... y demonios 6. Spontin. El eco que dejan las vivencias 7. Dinant. ¿Viste alguna vez algo igual? 8. Walzin. Cuando la meta es el camino 9. Celles. Post tenebras spero... ¿tenebras?... 10. SEGUNDA JORNADA. La Roche en Ardenne. Ese dulce sabor a montaña 11. Durbuy. Las fuerzas de la Tierra 12. Valle Sagrado de Weris (I). El lugar donde todo comenzó 13. Valle Sagrado de Weris (II). Dólmenes, menhires... y las fuerzas del universo 14. Valle Sagrado de Weris (III). La Cama del Diablo, la Piedra Haina... el Sol 15. EPÍLOGO. Un cierto camino...
Da una oportunidad a la magia...
¿Un tanque nazi...? ¿Qué hace un tanque nazi en esta historia? El pequeño pueblo de Celles reserva un final sorprendente para la primera jornada de este viaje. Un final que no pudieron adivinar aquellas viejas tarjetas postales escritas en 1906... ¿O tal vez sí...?
Aquellas tarjetas postales planteaban esta última parada como la ocasión de hacer un pequeño alto en un lugar apartado y apacible: Celles. Un cruce de caminos junto a los bosques, un castillo de cuento en lo alto del risco y un pequeño pueblo donde saborear tranquilamente una cerveza antes de ir a dormir. Un buen lugar donde hacer balance de lo vivido hasta ahora... Porque no conviene amontonar las vivencias...
Un descanso en el corazón mismo de la historia, para que la historia pudiera continuar.
Castillo de Vêves, principios del siglo XX
Ésta es la tarjeta postal de 1906 que acompaña a esta etapa del viaje. Es una vista del castillo de Vêves desde la carretera, justo antes de llegar a Celles.
Como vas a ver enseguida, esta imagen no es muy diferente de la foto que puedes hacer hoy, más de 100 años después, desde este mismo sitio.
En el reverso de la tarjeta, sólo cuatro palabras escritas a mano: "Post tenebras spero... ¿tenebras?"... Después de las tinieblas espero... ¿tinieblas?...
Castillo de Vêves, principios del siglo XXI
En lo alto del risco, sobre la carretera, ahí continúa el castillo de Vêves. Un castillo propiedad de la familia Beaufort... como lo era hace cien años... y como lo era hace casi mil...
Hoy luce todo su esplendor. Sobrio -y casi de cuento- por fuera, y refinado por dentro, como corresponde a una fortaleza que a pesar de mil avatares nunca dejó de estar habitada. Una historia que comenzó hace nada más y nada menos que 1.400 años
Ahí arriba, en medio de unos bosques que parecen haber estado siempre apartados de la Historia, había ya una construcción antes incluso de que ni siquiera existiese Europa...
Había sido levantada por Pepin de Herstal, el bisabuelo de Carlomagno, nada menos que en el siglo VII.
Con el tiempo, sus sucesores fueron ampliando la construcción y, en torno al año 1000, era ya una pequeña fortaleza que protegía el camino entre Dinant y Rochefort.
Pero 200 años más tarde el castillo fue incendiado y quedó completamente destruido. Era la primera vez que ocurría... pero no iba a ser la última...
Como un ave fenix, esta fortaleza ha ido desapareciendo y resurgiendo a lo largo de los siglos. Destruida y reconstruida... una y otra vez.
Tinieblas y luces
No es una historia nueva... Villers-la-Ville, Namur, Spontin, Dinant, Watzin... Destrucción y reconstrucción.
De aquí tal vez esa reflexión apenas insinuada en aquella tarjeta postal. Tenebras/lucem/tenebras.
Un ciclo que se había venido reproduciendo a lo largo de toda la Historia... Y que, por tanto, no había ninguna razón para pensar que no se fuera a seguir produciendo... una y otra vez... Simplemente, el ciclo de la vida.
Lo que no sabían era que ellos mismos iban a ser testigos. Como si hubiera sido una premonición, por estos valles estaban a punto de pasar las dos guerras más devastadoras de la Historia de La Humanidad...
La Batalla de Las Ardenas
El día de Nochebuena de 1944 no llegó Santa Claus a Celles. Lo hicieron los tanques alemanes. Fue la que hoy se conoce como Batalla de Las Ardenas, la última maniobra, casi a la desesperada, del ejército nazi para frenar su derrota en la guerra.
No es ahora momento de recordar aquella batalla. Vas a tener ocasión de hacerlo en el próximo capítulo. Pero sí debes saber que Celles es el lugar más lejano al que pudieron llegar. Como dice el viejo cartel de metal que hoy todavía puede leerse junto al tanque, "aquí fue detenida la ofensiva Von Rundstedt el 24 de diciembre de 1944."
El tanque que hoy puedes ver fue uno de aquellos protagonistas. Quedó derribado junto a un arroyo... y acabó siendo colocado a la entrada misma de Celles para recordar para siempre lo ocurrido.
Por el momento no vamos a ir más allá. Estás en medio de la historia. Así que zambúllete en ella. Disfruta de la paz de este pequeño pueblo. En el bar de alguno de sus hoteles rurales, siéntate, toma una cerveza y recuerda a aquellos viajeros.
Tal vez descubras que no estás simplemente siguiendo sus huellas, sino que ya empiezas a ser parte de la propia historia...