Dinant

31' - EL MERIDIANO MÁGICO DE LAS ARDENAS

7. DINANT. ¿Viste alguna vez algo igual?

Da una oportunidad a la magia...

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Dinant es uno de esos lugares imposibles. Aprisionada entre el río y el risco, la ciudad se extiende en apenas un par de calles paralelas. Sin embargo, la estrechez no ha sido su mayor problema. La ciudad ha sido destruida con saña a lo largo de la Historia... Saña, eso sí, sólo superada por su absoluta terquedad para empezar de nuevo. Hoy, río, casas, iglesia, puente, risco y ciudadela construyen una imagen absolutamente inolvidable. La imagen de un lugar que a fin de cuentas no se parece a ningún otro.

Dinant es como aquella aldea gala, irreductible y pendenciera. A lo largo de los siglos se ha forjado una personalidad rocosa. Incendiada, bombardeada, derribada... siempre ha sido reconstruida... siempre diferente... siempre imposible.

Dinant ya era relevante en tiempos de los romanos, pero su apogeo le iba a llegar en la Edad Media, cuando se convirtió en una de las ciudades más importantes de esta parte del mundo. Su población era el triple de la actual.

Su esplendor fue contemporáneo al de su "vecina" Brujas, y al igual que ella, acabó por medir mal sus fuerzas. Se enfrentó a un enemigo demasiado peligroso...y perdió. Se atrevió a retar al mismísimo duque de Borgoña, el mítico Carlos el Temerario... Y el resultado fue el saqueo de Dinant en 1466.

Al igual que le sucedió a la ciudad flamenca, Dinant nunca más volvió a ser la misma... Aunque a diferencia de Brujas, no quedó al margen de la Historia. Muy al contrario, tuvo la extraña habilidad de encontrarse en el centro de cuantos episodios sangrientos se produjeron siempre en la zona...

La ciudadela

La ciudadela, en lo alto del risco que domina la ciudad, ha estado en todos esos "fregados".

Tal como la ves hoy, es "reciente", de 1818, de la época de la artillería, achatada, fundida con la roca. No te costará reconocer a su hermana de Namur.

Pero en la Edad Media era muy diferente. Allá, en lo alto, puedes imaginarla, con sus torres cilíndricas y sus tejados puntiagudos de pizarra, como en un cuento de princesas y dragones...

La primera construcción es de la época de Las Cruzadas, poco después del año 1000, y consiguió vivir honrosa algo más de 400 años, hasta el órdago a Carlos el Temerario. Entonces la ciudadela fue destruida, junto con la ciudad... y, tal vez lo más importante, junto con el orgullo de sus ciudadanos.

Luego, vinieron los franceses en sus luchas con los españoles, y más tarde, los franceses de nuevo.

Incluso el mismísimo Luis XIV, el Rey Sol, vino en persona a sitiar -y devastar- la ciudad.

Y más tarde, los alemanes... Las dos Guerras Mundiales pasaron por aquí...

Siempre destrucción, siempre renacimiento...

La colegiata... y su torre imposible

Seguro que no ha dejado de intrigarte, ¿verdad?. El peculiar campanario de la colegiata es otra de las geniales aportaciones de los dinanteses. No... no trates de buscar en él el eco de viejas tradiciones arquitectónicas. No... está ahí... por casualidad y también... digamos... por "narices"...

La historia de esta iglesia es de por sí una colección de calamidades. Sus primeras piedras son del siglo XII, y precisamente unas piedras -caídas desde lo alto del risco que tiene detrás- le ocasionaron su primer gran derrumbamiento... ya en el siglo XIII.

Luego, a lo largo de los siglos, el fuego y los cañones se encargaron de continuar la historia. Pero siempre, siempre, volvió a resurgir.

En uno de tantos avatares guerreros, en 1554 los franceses habían echado abajo la torre original de su fachada... y ahí vino el azar a ofrecerle el más inconcebible de todos los reemplazos posibles...

En realidad el campanario que ves nunca se pensó para la iglesia. Justo en ese momento se estaba construyendo como remate para el Ayuntamiento, pero el asunto se les había ido de las manos.

El Ayuntamiento era una pequeña torre que se alzaba sobre el puente, y según iba tomando forma el nuevo remate, se empezó a ver que el Ayuntamiento y el propio puente no podrían sostener semejante aparato.

Así que se decidió matar dos pájaros de un tiro. Salvar la construcción y dar a la iglesia una nueva torre.

Mira bien la foto. Reconocerás que el resultado no deja de ser un poco estrambótico, con "la pieza" colocada como "sombrero" de la fachada principal. No había ningún precedente artístico que justificase semejante osadía... ni falta que hacía...

La torre siempre tuvo una relación problemática con el edificio. Y no sólo estética. Ya 15 años después de ser colocada, las autoridades locales ordenaron que se desmontase porque su estabilidad corría peligro. Sin embargo, esta orden nunca llegó a ejecutarse.

Luego, con el tiempo, vinieron rayos, ciclones, cañones...y la estructura se fue inclinando hasta llegar a amenazar con caer. Hubo intensos debates sobre su futuro, pero a base de incesantes reparaciones se fue manteniendo en pie más de 350 años... Hasta que al fin, llegaron los alemanes para acabar con el problema. El 23 de agosto de 1914 (el mismo día que destruyeron la iglesia de Spontin) incendiaron la colegiata de Dinant y la estructura pasó a mejor vida. Se acabó la historia... o eso parecía...

Tras la guerra los dinanteses se pusieron por enésima vez a reedificar su templo. Los "puristas" recomendaron levantar un campanario de inspiración gótica para que la iglesia tuviera al fin su coherencia... pero los dinanteses han sido siempre gentes muy guerreras y muy orgullosas de su propia identidad, y al final decidieron... levantar una nueva "cacerola"... para desesperación absoluta de los ilustrados... Fue en 1927... Era copia exacta de la anterior...y ahí continúa... ya con todos los honores... y todas las bendiciones... y sin inclinación...

Cuestión... de "narices"...

El río y el Puente

El río de Dinant es el Mosa, el mismo que aguas abajo te lleva a la ciudad de Namur. Unos pequeños barcos te permiten recorrerlo aguas arriba, donde sólo hay bosques en las orillas. También le dan a Dinant ese aire aire de apacible ciudad marinera...

El puente que lo cruza es otro de los exponentes de lo que ha sido la vida de esta ciudad. Construido, destruido, vuelto a construir... Como ya sabes, sobre el propio puente se alzaba, en la Edad Media, el primer Ayuntamiento del que se tiene noticia en Dinant. Y ahí estuvo hasta 1573 cuando una enorme crecida del Mosa se llevó por delante el puente y el Ayuntamiento...

Hacía sólo siete años que se había decidido que el remate previsto inicialmente para el Ayuntamiento del puente fuera colocado mejor sobre la iglesia... Se ve que, efectivamente, no estaban equivocados cuando habían dudado de la robustez del puente...

Durante más de cien años los dinanteses se tuvieron que acostumbrar a vivir sin puente. Y fueron los franceses los que acabaron por aportar una curiosa solución cuando lo construyeron en 1683. Las tropas de Luis XIV habían ocupado la ciudad tras causar importantes destrozos en ella y levantaron el puente para controlarla mejor. Pero... lo que son las cosas... finalmente, los franceses tuvieron que retirarse de Dinant y fueron "condenados" a dejar la ciudad en el estado en que se la habían encontrado antes de su llegada. Así que... volaron el puente... porque a fin de cuentas cuando llegaron, en Dinant no había puente...

El puente de piedra fue construido de nuevo en 1716, y esta vez duró en pie otros 150 años, hasta que en 1870 fue derribado para construir otro moderno, con grandes arcos metálicos.

Pero la historia estaba lejos de terminar... porque aquel fatídico 23 de agosto de 1914 el puente también sería destruido.

Tan sólo ocho días antes, un joven oficial francés de nombre Charles había resultado herido aquí mismo, en el puente, durante las escaramuzas con los alemanes.

Ese Charles, de apellido De Gaulle, llegaría, años después, a ser el mítico presidente de la V República francesa. Una placa lo recuerda en el puente actual.

El puente fue reconstruido tras la guerra, en 1925... pero sólo duró 15 años, porque en 1940 la Segunda Guerra Mundial también pasó por aquí y el puente fue volado por el ejército belga para frenar el avance de los alemanes.

El puente actual fue construido en 1953 y está dedicado a la memoria de Charles De Gaulle.... Y no vamos a cometer la frivolidad de hacer ningún comentario sobre su futuro...

El saxofon

Probablemente te habrá llamado la atención los saxofones que encuentras aquí y allá a lo largo de toda la ciudad. No... no es una casualidad...

Estás en la "patria" de ese instrumento. Aquí nació Adolf Sax, la persona que lo creó y lo perfeccionó. Toda la ciudad es un continuo homenaje a su memoria.

Antes de fundirse con el alma de Nueva Orleans junto al Misisipi, el saxofón sonó en Dinant a orillas del Mosa. En 2014 se celebran los 200 años de su nacimiento.

Dinant conserva la casa natal de Adolf Sax y también mantiene abierto una deliciosa Maison de la Pataphonie (Casa de la Patafonía) dónde puedes ver cómo surge el sonido de los objetos más absolutamente insospechados...

Una cápsula del tiempo

Lo que vas a ver ahora es algo que no ha dejado de estremecerme desde el momento que emprendí esta aventura. Es una de aquellas viejas tarjetas postales...

Aquellos viajeros que hicieron el camino en 1906 vieron una Dinant muy semejante... y a la vez muy distinta a la que hoy estás viendo tú. Mira la foto. Ahí están la ciudadela, la colegiata con su torre imposible, las casas junto al río, el puente... Como hoy... Pero por esa ciudad de la imagen no habían pasado todavía las dos Guerras Mundiales.

Vuelve a mirar la foto con detalle. Verás el campanario original, aquél de 1554... todavía inclinado hacia atrás, antes de caer víctima del fuego alemán en 1914. Mira también las casas que incluso tapan la fachada de la iglesia. Todas desaparecieron entre las dos guerras. Mira también el puente. Verás que no es el de hoy. El de la imagen es el que también desapareció aquel 23 de agosto de 1914, el mismo puente en el que había resultado herido Charles De Gaulle.

Ésa fue la Dinant que vivieron aquellos viajeros. Y ha llegado hasta nosotros inquietantemente viva y real... Como si en realidad no nos hubiesen dejado una mera tarjeta postal, sino una cápsula del tiempo...

oooooOooooo

Esos caminos...

Con el corazón todavía en un puño, ha llegado el momento de que abandones Dinant. Ahora más que nunca, la partida debe continuar.

Sigue la orilla del Mosa, aguas arriba, por la misma orillla en que está la ciudad. Pasarás por el roque Bayart, una roca mítica, aunque con un origen bastante prosaico. Luego sube por esos bosques. Llegarás hasta un mirador donde podrás despedirte de Dinant con una mirada a su última sorpresa, al pequeño "Versalles de los bosques", al castillo de Freyr, a tus pies, frente a los riscos...

Allí, por esos bosques, aguas arriba se pierde para siempre el Camino de Santiago, hacia Compostela. La Ruta Monastica, que viste nacer en Namur. Echa una mirada y despídete de él porque ya no lo volverás a ver en todo el viaje...