La Guía de Brujas

16. Extra. Brujas de noche

Cuando se acerca la noche, Brujas parece como si volviese a su sueño de siglos. Según va desapareciendo la gente, los ecos se escuchan mas nítidos. Es una ciudad distinta... más íntima.

Eso sí, lo primero que tienes que tener en cuenta es que la noche llega a horas muy diferentes en invierno y en verano. En enero ya es de noche a las cinco de la tarde, mientras que a finales de junio hay que esperar hasta más de las once de la noche.

Pero lo que es cierto es que tanto en invierno como en verano hay un antes y un después de las cinco-seis de la tarde, que es cuando cierran comercios y museos.

La ciudad se va vaciando y hay zonas en las que parece una ciudad fantasma, como si estuviera ensimismada.

Como es habitual en esta parte de Europa, se cierran las puertas, se apagan las luces, se sacan y se recogen las basuras. Cuando se viene desde los países mediterráneos este "cierre" a veces desconcierta (sobre todo en verano cuando aún queda una larga tarde por delante con más de seis horas de sol).

Pero para quienes lo conocen, es el comienzo del verdadero espectáculo.

Tiempo para sentir

Una vez que comienza a anochecer la ciudad se hace especial. Los rincones que visitaste por el día se hacen ahora más íntimos. Te invitan a sentarte a mirar... y a escuchar. La noche es el reino de los ecos. Unos cascos de caballo, unos pasos, el agua, unas campanas aquí y allá, el carillón del Belfort con sones de Beethoven... O pura y simplemente el silencio.

Es como si la ciudad, liberada de las exigencias de un día de trabajo, se mostrase relajada. No tengas prisa. Pasea, siéntate, haz fotos... pero sobre todo, respira. Es un paseo en el que lo más importante no es ver, sino sentir. Disfruta de la noche tal como era antes.