Bourse, Saint Gery, De Brouckere

LA GUÍA DE BRUSELAS. 7

Bourse, Saint Géry, De Brouckère. La Pequeña París... y el eco de los orígenes

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Hace 150 años Bruselas quiso ser mayor... y se convirtió en la pequeña París. Bélgica acababa de nacer como país y estas calles eran el lugar de cita de cualquier europeo que se preciase de estar a la última. Bruselas había entrado en "la liga" de las grandes ciudades europeas. Y ese "partido" se iba a jugar aquí, en el barrio que tiene como centro las plazas de Bourse y De Brouckère, justo en el lugar que muchos siglos antes había sido el origen de la ciudad. Muchas cosas iban a cambiar para siempre... pero el latido de los orígenes, por alguna extraña razón, iba a durar hasta hoy..

Si vienes desde la Grand Place hay un edificio que va a tirar de ti y te va a llevar hasta el corazón de esta historia. Es la Bolsa, un auténtico templo de los nuevos tiempos. Llegas a él por su fachada posterior, así que rodéalo por la derecha para llegar a su imponente fachada principal.

Eso sí, antes de terminar el recorrido, presta atención. Justo enfrente de este costado derecho por el que vas, te vas a encontrar una pequeña joya: el café más emblemático de Bruselas: Le Cirio.

Es el típico café europeo, que lleva funcionando desde 1886... y aún sigue en plena forma. Acabamos de empezar... pero tal vez no sea mal lugar para una primera parada...

Verás que justo a su lado están las ruinas de la ciudad medieval que tuvo que desaparecer para propiciar el nacimiento de la nueva era. Allí están, como si se resistieran a desaparecer... Están en el subsuelo pero se ven desde la calle a través de grandes cristaleras.

Ya en la fachada principal de la Bolsa comprobarás que el edificio es realmente interesante... aunque hoy en día desproporcionado para los fines para los que fue concebido. Por eso suele albergar grandes exposiciones temporales, e incluso hay quien ha pedido que se convierta en una braserie-museo de la cerveza belga. No es mala idea... un edificio a la altura de esta gran aportación cultural belga... y en un lugar que realmente no desentonaría...

El centro del centro

La fachada de la Bolsa es el centro de este pequeño universo. Hoy es un lugar muy animado. Es el lugar ideal para convocar una manifestación o para celebrar los triunfos deportivos. También es el centro de una animada zona, con ambiente hasta altas horas de la madrugada, sobre todo entre jueves y sábado.

Bolsa Bruselas

La avenida que tiene delante es muy parisina... Y es que en esos mismos años la vecina ciudad de París estaba viviendo también su gran proceso de transformación y era el auténtico referente en el que inspirarse.

Fíjate bien en la avenida. La mayor parte de los visitantes lo ignoran, pero esta avenida es la otra gran cicatriz de la ciudad. Es algo más antigua que la que tuviste ocasión de ver junto a la catedral y por eso ha tenido más tiempo para madurar... e incluso para sufrir alguna que otra pequeña crisis de decadencia.

Fíjate en lo rectilínea que es. Todo lo contrario del panorama de calles apretadas y tortuosas que había aquí justo antes de que naciera. Se construyó en el siglo XIX para dar a Bruselas una gran avenida de prestigio y para agilizar el tráfico de carruajes. Y para ello, como el el caso anterior, se arrasó con toda la edificación antigua en aras del progreso y de la higiene.

Al igual que la otra "cicatriz", ésta guarda también su pequeño (o gran) secreto. Y es que justo por aquí pasaba el río de Bruselas, el Senne, que serpenteaba a duras penas por el tortuoso centro de la ciudad.

Los nuevos tiempos aconsejaron tirar por lo sano y, al mismo tiempo que se derribaba el barrio, se construyeron unas canalizaciones para que el río circulara oculto a la vista... y al olfato.

Por debajo el río y por arriba una espectacular avenida, con sus casas parisinas, sus cafés, sus comercios, sus hoteles, sus cines y sus casinos. Higiene y glamour de un solo golpe.

Pero al final la solución funcionó sólo a medias. Los túneles no daban abasto cuando había una crecida, y no hubo más remedio que sacar definitivamente el río de la ciudad y realizar una obra aún mayor a las afueras... por donde hoy sigue fluyendo.

Eso sí, los ingeniosos bruselenses encontraron la forma de aprovechar esos túneles ahora secos y los habilitaron para que por ellos circularan los tranvías. Así pues, si tomas el "metro" en la estación de Bourse, en realidad no estarás tomando el metro sino unas líneas de tranvía normales que hacen su recorrido por el centro aprovechando las antiguas canalizaciones del río.

Viaje a los orígenes

Sube a las escalinatas de la Bolsa. Desde tu observatorio verás que justo enfrente salen tres calles, más o menos en abanico. La de la izquierda lleva a la cercana plaza de Saint Géry, que en su día fue una isla en el rio donde nació la ciudad; la que sale justo enfrente de la Bolsa es el santuario de los diseñadores de moda flamencos; y finalmente, la calle de la derecha te lleva hasta la plaza Sainte Catherine, donde se encontraban los muelles del puerto medieval de Bruselas. Vamos hacia allá.

Bourse

Toca, pues, abrir un paréntesis y hacer un pequeño viaje a "los orígenes". No queda mucha arquitectura de aquel momento, pero por alguna extraña razón, había algo que resultó mucho más fuerte que el tiempo y que el progreso: el "latido". Y ése sigue allí... para quienes sean capaces de sentirlo.

El latido de Saint Géry

Toma la primera de las tres calles y, tras avanzar por un terreno "minado" de restaurantes, llega al lugar en el que nació Bruselas, en una pequeña isla del río Senne. El edificio de ladrillos rojos que hay en el centro de la plaza ocupa el lugar de aquella primitiva isla y, de alguna manera, la sigue recordando, rodeado de pequeñas calles por sus cuatro costados.

Es un antiguo mercado, hoy convertido en un café y centro de exposiciones y actividades culturales. Estás en el corazón del barrio de Saint Géry. No te dejes engañar, no es un cruce de calles cualquiera... Aquí sigue vivo ese "latido", como si la ciudad tuviese la necesidad de reinventarse cada día.

Un latido que se manifiesta en lo más insospechado: en sus terrazas en los días de sol, en la "marcha" de la noche, vitalista y al mismo tiempo discreta... ¿o es que acaso alguien había oído hablar de "marcha" en Bruselas?... No dejes de pasarte por esta plaza de noche, sobre todo, en la segunda mitad de la semana.

Pero el latido también surge en el espíritu creador. Por eso tal vez el santuario de los diseñadores de moda flamencos no podía estar en otro lado... Un aire moderno y un punto alternativo en un barrio aparentemente convencional pero que está repleto de guiños.

Si subes unos metros hasta la Rue des Chartreux, justo en la esquina, tendrás ocasión de comprobarlo. Podrás ver la tercera escultura "meona" de la ciudad: el Zanneke Pis, un perro vagabundo de bronce, colocado en el lugar aparentemente más absurdo... si no fuera porque estás en Saint Géry...

Alguien debería explicar algún día esa extraña obsesión por las "aguas menores" de los bruselenses.

Si te interesa la moda y el diseño, en esta calle te encontrarás ya con algunas tiendas, aunque el grueso están en la Avenue D'Ansaert, a la que llegas justo ahora.

Los aires del mar

Una vez que hayas recorrido un poco de la avenida Dansaert, tuerce por la Rue du Vieux Marché aux Grains, porque la historia va a dar un giro. Poco a poco te has ido acercando al antiguo puerto de Bruselas y, también por alguna extraña razón, el ambiente empieza a oler a mar...

Tal vez sean los comercios, el imprescindible caldo de pescado, de pie, en la calle, en Mer du Nord , los restaurantes de marisco, las pescaderías, esa plaza con su iglesia, ese extraño aire de pueblecito italiano...

Bruselas

Es como si allí, al fondo, a la izquierda de la iglesia, pudieras adivinar los muelles del viejo puerto... Y no es para menos, porque allí mismo estuvieron... durante siglos...

Allí, a la vuelta de la esquina, junto a la Plaza Sainte Catherine, se encontraban los muelles del puerto medieval de Bruselas. Unos muelles que si te fijas, todavía hoy puedes adivinar en ese espacio amplio. Prueba a adivinar el canal en el agua ese pequeño estanque y luego imagina los tinglados del puerto, el incesante ir y venir... Y ya está. Casi puedes oír los ecos... e incluso olerlos...

Porque la plaza conserva una buena colección de restaurantes especializados en pescado y marisco... que realmente merecen la pena... Tal vez sea un buen momento para sentir el latido mucho más de cerca... y mucho más en el interior...

En diciembre esta plaza es el corazón de uno de los mejores Mercados de Navidad de Europa, con sus cientos de casetas de madera, su pista de hielo, su noria gigante, su vino caliente, su chocolate... sus churros...

Sí, sus churros... y gente... mucha gente...

De Brouckère

Tómate tu tiempo antes de salir de este pequeño universo. A veces cuesta trabajo pensar que estás a apenas unos metros del ruidoso centro de la ciudad.

Cuando abandones la plaza, hazlo por la parte izquierda de la iglesia. Verás uno de los escasos restos de la primitiva muralla de Bruselas, hoy literalmente empotrada en un edificio contemporáneo. La muralla se alzaba aquí, junto a los muelles, donde terminaba la ciudad. Fue derribada... hace 800 años.

Bruselas
De Brouckere Bruselas

Después toma la dirección menos atractiva de todas las posibles: ese edificio de vidrio y metal que ves asomar. No temas, que no vas a visitarlo; simplemente es la mejor referencia para llegar a tu siguiente destino: la Place De Brouckère.

Acabas de cerrar el paréntesis que te ha llevado a los orígenes "marineros" de Bruselas, y llegas de nuevo a la Pequeña París. De Brouckere es, junto con Bourse (la plaza de la Bolsa), el corazón de este barrio. Una plaza, nuevamente, de inconfundible aire parisino.

Si avanzas unos metros por la misma acera del histórico hotel Metropol, poco después del Casino de aires americanos del que es vecino, llegarás al "Passage du Nord", una pequeña galería comercial del siglo XIX, hermana pequeña de las Galeries Saint Hubert.

Bruselas
Bruselas

La galería te deja en la Rue Neuve, la clásica calle peatonal comercial propia de cualquier ciudad europea (en tus manos queda la decisión de recorrerla: comercios, gofres, hamburguesas, un gran almacén, una iglesia y al final de la calle un gran centro comercial, el City 2).

Y cuando termines el paseo (o si prefieres obviarlo), un breve camino en dirección a la Grand Place te va a llevar al Teatre Royal de la Monnaie (el teatro de la Ópera en Bruselas) y al laberinto de calles que ya debes empezar a conocer...

Teatro Nacional de La Monnaie
Bruselas

Cuando llegues a la Grand Place será la última vez. Ya estás preparado para disfrutar del último -y sorprendente- de los recorridos por la parte más antigua de la ciudad. Un recorrido por el Camino de Santiago (sí... vas a recorrer los dos primeros kilómetros del auténtico Camino de Santiago que partía de Bruselas... ¿habías imaginado alguna vez poder hacerlo aquí?).

Y el Camino te va a descubrir otro de los secretos de la ciudad, el popular barrio de Les Marolles, probablemente uno de los barrios con más personalidad de Bruselas Un barrio al que por encima de todo hay que conocer con el corazón, donde quedará para siempre...

Mapa del recorrido

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Mapa de Bruselas: Bourse

Un completo viaje de ida y vuelta

Sal de la Grand Place por la Rue au Beurre (junto a la Casa del Rey de España). La calle te lleva directamente hasta la fachada posterior de La Bolsa. Rodea el edificio por tu derecha. A mitad del camino encontrarás el Café Le Cirio.

Termina de rodear La Bolsa y sube a sus escalinatas. Luego atraviesa la avenida y entra por la Rue Jules Van Praet hasta la Place Saint Géry. Después continúa avanzando (dejando el antiguo mercado a tu izquierda). En el primer cruce, atraviesa la avenida Van Artevelde y entra por la Rue Saint Christophe.

En el primer cruce (Rue des Chartreux) verás el Zanneke Pis. Toma a la derecha por esta misma Rue des Chartreux hasta la Avenue Dansaert. Gira a la izquierda y sube por esta avenida hasta la primera plaza que te encuentras. Ve a la derecha. Al fondo acabarás viendo la iglesia de Sainte Cathérine.

Rodea la iglesia por tu izquierda (verás la plaza de los antiguos muelles) y luego continua rodeándola hasta los restos de la antigua muralla. Desde aquí la mejor referencia es el edificio con la fachada acristalada de tonos oscuros (no es lo más bonito pero es lo más fácil). Te llevará hasta la Place De Brouckère.

Una vez allí dirígete hacia el edificio con el luminoso de Coca Cola y toma por la calle que sale por la derecha. Justo al inicio de la calle verás las galerías "Passage du Nord". Entra por ellas. Te dejarán en la Rue Neuve, comercial y peatonal. Hacia la izquierda, comercios, grandes almacenes, gofres, hamburguesas, bocadillos y un centro comercial. Hacia la derecha, el teatro nacional de La Monnaie y, continuando, las calles que te llevan de nuevo a la Grand Place.

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