Weris-3

31' - EL MERIDIANO MÁGICO DE LAS ARDENAS

14. VALLE SAGRADO DE WERIS (III).

La Cama del Diablo... la Piedra Haina... el Sol...

Da una oportunidad a la magia...

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Punto y final. Un pequeño recorrido por la ladera de la montaña va a poner fin a tu aventura. Aquí no hay construcciones, sino totems naturales. La Cama del Diablo y la Piedra Haina. Al contrario que los dólmenes y los menhires, estas piedras nunca estuvieron tapadas ni ocultas... y por eso durante milenios han inquietado y fascinado casi a partes iguales. Un reino que adquiere todo su poder en el amanecer y en la puesta de sol...

Dirígete al centro del pequeño pueblo de Weris y sube por la Rue du Mont. En apenas unos metros habrás salido de la población. Continúa por el camino y verás cómo te vas adentrando en el bosque. No tardarás en llegar a tu primer objetivo: La Cama del Diablo.

Está ahí, en un pequeño claro a la izquierda del camino, sin más, una roca tumbada en el suelo, como dejada caer. Pero lleva ahí miles de años.

La Cama del Diablo (Le Lit du Diable) es una piedra horizontal, con una protuberancia en su extremo, como si fuese una almohada (de ahí en parte su nombre) y una pequeña ondulación en el lado opuesto donde se deposita el agua cuando llueve...

No es un menhir, es una piedra natural, pero su extraña forma ha producido a la vez atracción y temor a lo largo de los siglos... Como ocurre con las cosas que no se acaban de comprender...

Todavía no sabemos cuál pudo ser su papel en el complejo mecanismo de piedras, de luces y de sombras que es todo el valle. Alguien que pasaba me dijo que si te tumbas en ella el 1 de mayo ves salir el sol justo delante de ti. Una fecha en la que desde tiempos inmemoriales se celebra la fecundidad de la madre tierra... He de reconocer que nunca me he parado a comprobarlo...

Más extendida está la tradición de que la piedra era el lugar utilizado por el diablo para descansar cada vez que venía a este mundo para una noche de correrías, antes de regresar a las entrañas de la tierra...

... Una forma de mantener a las buenas gentes alejadas de este lugar tan simple como adictivo... que durante siglos no ha dejado de ejercer una atracción casi inexplicable.

La Piedra Haina

La misma tradición dice que el diablo salía y entraba de las entrañas de la tierra por un hueco que las comunicaba directamente con la superficie. Un túnel que tenía su salida muy cerca de aquí y que estaba tapado por una gran roca: es la Piedra Haina, el punto culminante de tu viaje, y el lugar al que justo ahora vas a encaminar tus pasos.

La tienes sobre ti, a apenas unos minutos de subida por la ladera de la montaña. No lo hagas con prisa y asciende por el camino que más o menos puedes intuir entre los árboles.

La Piedra Haina es también un hito natural. A pesar de su apariencia, no ha sido trasladada, ni esculpida. Es una creación de la "madre naturaleza" en este espacio mágico.

Es una piedra de la que emana una extraña fuerza. Lo primero que te llamará la atención es cómo cambia su figura a medida que la rodeas. Es como la piedra de las mil caras. A veces, como una de esas estatuas gigantes de la isla de Pascua. Otras como un obelisco... No falta quien ha querido ver un gran falo en erección, con una inclinación de 45 grados hacia el Este... hacia el preciso lugar por el que sale el sol en los equinoccios...

Sea por unas razones o por otras, lo cierto es que desde hace milenios este lugar ha ejercido una irresistible atracción.

Tal vez por eso la piedra se pintaba -y se sigue pintando- de blanco... para purificarla... Todos los años... el 21 de septiembre... el día que, como ya sabes, mirando desde el dolmen Norte, el sol sale justo por detrás de donde tú estás...

Al igual que sucede el 21 de marzo... Y al igual que sucede el 21 de junio cuando miras desde los tres menhires de Oppagne...

Si miras ahora hacia el valle adivinarás el dolmen Norte, bajo los árboles que lo rodean, exactamente hacia el Este...

... Y el meridiano de los 31 minutos, atravesando el valle de Norte a Sur (de derecha a izquierda)... completamente perpendicular a la línea que te une con el dolmen.

... Y en el valle, el dolmen Sur, los menhires, con sus alineaciones...

Post tenebras spero lucem

Tu viaje está apunto de terminar. Ahora mira la explanada que hay detrás de la Piedra Haina. Es un pequeño espacio, delimitado al fondo por unas rocas. Es también un espacio natural, ajeno a la intervención humana. Pero en la práctica, acaba por formar una especie de anfiteatro.

Como si fuese un pequeño santuario natural que desde hace miles de años tuviese el poder de concentrar los rayos y la energía del sol de la tarde, y los canalizase hacia la persona que se encuentra aquí.

Si llegas aquí al atardecer en un día con sol, verás cómo la sombra de la Piedra Haina va avanzando por la explanada, hasta llegar a posarse sobre las piedras del fondo...

Si el camino que has hecho ha servido de algo, ahora es el momento de sentir la energía que concentra este lugar... A través de los rayos del sol... a través de las nubes, o fundida con la lluvia...

¿Una energía proveniente de las fuerzas de la tierra y del cielo? Tal vez... O tal vez sea el poso que han dejado las emociones que en este mismo lugar han experimentado miles y miles de seres humanos que desde el comienzo de los tiempos han compartido el más íntimo de los ritos. Una energía más fuerte que las piedras y que el tiempo, y que ha mantenido viva la llama de este lugar mágico.

Entonces, tal vez te dirijas a uno de los árboles que hay a tu alrededor y ates el último trozo de tela a una de sus ramas... Simplemente porque sí... Porque ahora tú también eres ya parte de esa gran historia.

Como aquel halcón que aparecía grabado en la lápida de la abadía de Villers-la-Ville, has conseguido quitarte la capucha que limitaba tu mente. Por fin, tras las tinieblas ha llegado la luz...

Tu viaje ha terminado.

El final

El relato termina exactamente igual que como empezaba. Con unas palabras escritas en una de aquellas viejas tarjetas postales... Palabras que seguramente ahora tengan otro sentido para ti:

"La historia comienza tal día como hoy... hace 5.000 años. El sol está a punto de ponerse por el horizonte. Unos metros ladera abajo, unos hombres se afanan con cuerdas y troncos para levantar una enorme losa. Cuando esté colocada, terminará de cubrir el monumento funerario que han estado levantando.

Sentada junto a la gran piedra sagrada, la persona que ha estado observando respira satisfecha. Los elementos son propicios... Las piedras, el sol y los hombres están en armonía. Entonces, cierra los ojos y formula una petición desde lo más profundo de su corazón...

... La historia termina hoy, 5.000 años después, en ese mismo lugar. Una persona observa ese mismo horizonte... Eres tú.

Entre ambos momentos ha transcurrido casi toda la historia de la humanidad..."