La Guía de Brujas

03. Los cisnes de Brujas

La parte interior del Minnewater es el reino de los cisnes. Parece como si estuvieran aquí para este rincón tenga ese sabor de estampa de cuento.

Pero también son los protagonistas de una leyenda sobre la muerte de Brujas. Y honestamente, uno no puede irse de aquí sin escucharla...


Todo ocurrió en 1488. Faltaban 12 años para que Colón llegase a América. Los ciudadanos de Brujas estaban orgullosos de la prosperidad de su ciudad y de las libertades con las que vivían. Después de varios siglos, habían conseguido una enorme riqueza gracias al comercio de los paños, los míticos paños de Flandes que maravillaron al mundo durante la Edad Media.

Pero el Conde de Flandes quería tener un mayor control sobre todo ello y acabó provocando la ira de la ciudad.

Los habitantes de Brujas se sublevaron, lo hicieron prisionero y cortaron la cabeza a su hombre de confianza, el gobernador de la ciudad. Fue una declaración de guerra en toda regla... Pero esa guerra la perdió Brujas.

Fue la sentencia de muerte para la ciudad porque, al perder el apoyo del Conde para el comercio, los barcos dejaron de llegar, y simple y llanamente, murió.

¿Y los cisnes? ¿Qué tienen que ver con todo esto?

Entre la Historia y la Leyenda

Pues tienen que ver con el gobernador al que cortaron la cabeza, porque de alguna manera son su espíritu. Se llamaba Pieter Lanchals. Su apellido podría traducirse como "cuello largo" y, de hecho, en su escudo de armas aparecía un cisne blanco.

Pues bien, cuenta la leyenda que, tras sofocar la sublevación, el Conde ordenó que en lo sucesivo la ciudad cuidase y alimentase unos cisnes en lo que había sido su imponente puerto como recuerdo y escarmiento de lo ocurrido.

No se han encontrado los documentos que avalen este hecho. Pero el resto de la historia sí fue real, y lo que es cierto es que los cisnes acabaron por ocupar para siempre el lugar que habían ocupado los barcos. Estas aguas no quedaron sin vida.

Brujas comenzaba a salir de la Historia... pero empezaba a entrar en la Leyenda.

Por cierto, hay algo que debes saber: ese conde no era en realidad el poseedor del título.

El verdadero conde era su hijo, pero era un niño de sólo 9 años, y por eso él -Maximiliano de Austria- gobernaba en su nombre.

Seguro que conoces a ese niño. Se llamaba Felipe de Borgoña, pero lo identificarás mejor por el nombre con el que pasaría a la Historia: Felipe el Hermoso.

Cuando ocurrieron estos hechos, faltaban 18 años para que este niño fuese proclamado rey de Castilla... y para que (apenas tres meses después) muriese en extrañas circunstancias. Pero ésa es otra historia... de la que muy pronto volverás a oír.

Un rincón para abrir los sentidos

Esta parte del Minnewater es un lugar para abrir los sentidos. Enfrente de ti tienes el Begijnhof al que vas a entrar justo ahora. Pero antes recorre sus rincones, y cae en la tentación de entrar en uno de sus pequeños cafés.

Siéntate al lado de la chimenea o cerca de una ventana y mira cómo pasan los coches de caballos. Atrévete a sentir que estás en otro tiempo. En Navidad incluso tiene un encanto especial con sus pequeñas ventanas adornadas con guirnaldas hechas con ramas de arbusto.

Y en el exterior, no dejes de escuchar los sonidos y los ecos de Brujas; sobre todo a la caída de la tarde cuando va desapareciendo la gente y el aire parece que se hace más fino. Por alguna razón aquí resuenan de una forma especial.

Mapa del recorrido

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Mapa de Brujas 3

El lago interior del MinnewaterUn buen lugar para escuchar esta historia es el lago interior del Minnewater. No hay que ir más lejos. Ya estás en él.