Weris-2

31' - EL MERIDIANO MÁGICO DE LAS ARDENAS

13. VALLE SAGRADO DE WERIS (II).

Dolmenes, menhires... y las fuerzas del universo

Da una oportunidad a la magia...

flecha a la derecha

Tu primer camino por el valle de Weris te va a llevar al dolmen Norte con sus menhires, al dolmen Sur, también con sus cinco menhires, al menhir Dampierre y a los tres menhires de Oppagne. Todas las piedras fueron traídas con la ayuda de troncos y cuerdas desde la pequeña montaña que cierra el valle. Semejante esfuerzo debía tener un fin muy especial...

El recorrido empieza en un cruce de caminos, al lado mismo de la carretera. Ahí te espera el dolmen Norte. A su lado, algunos menhires cuyas sombras siguen cumpliendo su rito de milenios. No hay vallas ni recintos. Todas las piedras continúan en su entorno natural, como hace 5.000 años. Afortunadamente, hoy todavía es posible recorrerlas sin horarios y con total libertad... de día o en plena noche... lo cual significa que debe hacerse con el más absoluto de los respetos.

El dolmen Norte

El dolmen Norte es uno de los elementos más importantes del valle de Weris. Sabemos que se trata de una construcción funeraria, aunque se nos escapan muchísimos detalles del papel que representaba para la sociedad que lo construyó.

Este dolmen es una "galería cubierta", un tipo de dolmen que está formado por dos salas: una antecámara y la cámara sepulcral propiamente dicha. Lo que ves es la cámara sepulcral. La antecámara estaba delante, y de ella quedan las piedras que ves, tanto las que están de pie como las que están en tumbadas en el suelo.

Unas losas de piedra aislaban la cámara sepulcral de la antecámara, aunque en ellas había un hueco. Este hueco tenía una función sagrada, y ademas era el lugar por el que introducían los cuerpos. Es exactamente el mismo hueco que hoy todavía puedes ver en la parte delantera del dolmen.

Verás que la piedra con la que está construido el dolmen es muy particular, una especie de hormigón natural durísimo llamado "puding". Está formado por piedras de silex y gres y se formó cuando todo esto era el fondo de un mar (¿recuerdas?). Es una piedra tan tosca, dura y difícil de trabajar que ningún pueblo a lo largo de la Historia intentó aprovecharla. Gracias a ello han llegado estas construcciones hasta nosotros tal y como están.

El gran mecanismo

El dolmen, sin embargo no era una "simple" tumba. Era una pieza del complejo "mecanismo" que se extiende a lo largo del valle.

Unos pocos cientos de metros detrás está el dolmen Sur, al que vas a ir dentro de poco. Pues bien, ambos dólmenes están unidos por una línea imaginaria que tiene una orientación Suroeste-Nordeste. Una línea que forma un ángulo de 33 grados respecto al meridiano.

Es la orientación que guía todas las alineaciones del valle. A su alrededor, el conjunto de menhires que aparecen aquí y allá forman entre sí al menos otras seis alineaciones. Todas exactamente con el mismo mismo ángulo de 33 grados.

Las energías del cielo

Pero aún hay más. Si llevas una brújula, ponte en el dolmen y apunta hacia el Este. Mira el lugar donde señala la aguja. Justo ahí, en la montaña, se encuentra la Piedra Haina. Un roque natural que lleva milenios actuando como un poderoso tótem. Ahora es posible que todavía te resulte difícil identificarla, aunque la cosa es mucho más fácil en la puesta de sol, cuando los rayos parece que la iluminasen y la hacen resaltar con su color blanco.

¿Eres capaz de adivinarla en la foto? Es ese "punto blanco" que está más o menos en la mitad de la imagen, en la ladera de la montaña, antes de llegar a lo más alto...

Pues bien, en las fechas en las que el día y la noche duran exactamente lo mismo (lo que hoy llamamos los equinoccios de primavera y otoño) una persona situada aquí, junto al dolmen, verá salir el sol justo por encima de la roca... Y al llegar la tarde, esa misma persona, situada junto a la Piedra Haina podrá ver el sol desaparecer justo por detrás del dolmen en el que estás.

El 21 de marzo y el 21 de septiembre. El día que termina el invierno y el día que termina el verano. Tiempo de siembra y tiempo de cosecha. Las fechas esenciales para la vida de una sociedad que había dejado atrás la caza y la recolección, y empezaba a "domesticar" el mundo a través de la agricultura y la ganadería.

Por eso hay quienes ven en todo este sistema una especie de gran calendario... Tal vez... Aunque también habría que decir que, puestos a ser prácticos, si sólo se hubiera tratado de eso, de hacer un calendario, no habría sido necesario acometer tan grandes esfuerzos para ponerlo en pie...

Probablemente la explicación sea más simple... o más compleja... Ésta era su forma de entender la vida. Lo que ocurre en el cielo y lo que ocurre en la tierra forman parte de un mismo ciclo. Y para aquellos hombres ésta era la forma de entenderlo y de manifestar su compromiso con la armonía de las energías del cielo... y de la tierra.

Las energías de la Tierra

Porque el dolmen Norte nos reserva además una nueva alineación. Pero ésta no hay que buscarla ni en el cielo ni el el paisaje. Está debajo, en el interior de la tierra.

Todavía sabemos muy poco de las fuerzas y de las energías que circulan bajo la superficie de la tierra. Conocemos los campos magnéticos y los movimientos que se producen bajo la corteza terrestre. Pero no sabemos muy bien qué radiaciones emiten ni qué influencias prácticas tienen.

Los científicos son muy cautos, y los amantes de los fenómenos paranormales probablemente lo sean demasiado poco...

Está acreditado que nuestros antepasados se han servido durante milenios de varas para detectar aguas subterráneas. Y no parece descabellado pensar que, tan apegados a la tierra como estaban, fueran capaces de percibir otras de estas energías.

Pues bien, lo asombroso es que el dolmen Norte está sobre el preciso punto donde se cruzan una falla del terreno y una corriente de agua subterránea, o lo que es lo mismo, un punto de energía "negativa".

Quienes se dedican a estos asuntos dicen que, cuando se mide la energía en el interior del dolmen, se registra la energía negativa que genera el cruce de líneas de fuerza, pero cuando las mediciones se hacen sobre la gran piedra que lo cubre, la energía se vuelve positiva. Según parece, la construcción actúa sobre las energías de la tierra. Tal vez por eso su valor como lugar funerario.

En los últimos años se han hecho distintas mediciones pero hoy no sabemos todavía (o tal vez deberíamos decir no sabemos "ya") qué conclusiones sacar. Probablemente nuestros zapatos, nuestras carreteras, nuestros vehículos y nuestro Internet nos hayan hecho alejar demasiado los pies de la tierra. Este dolmen nos sugiere que tal vez con los pies (y con la cabeza) más cerca de la tierra, podríamos volver a sentir estas energías de forma diferente...

El Meridiano Mágico de Las Ardenas...

Bien... es tiempo de continuar el recorrido. Justo al lado del dolmen ves lo que parece una carretera agrícola. Es el llamado “Camino Viejo de los Romanos”... Síguelo porque va a ser el eje que va a guiar tus pasos a través de tu primer recorrido por el valle.

En menos de diez minutos estarás a los pies del menhir Dampierre y poco después en el dolmen Sur. Pero presta mucha atención, porque antes de llegar, cuando encuentres un pequeño camino que se cruza con el tuyo, estarás en un punto muy especial para esta historia. Sobre tu cabeza (o bajo tus pies) pasa exactamente en el meridiano 5 grados 31 minutos Este... El Meridiano Mágico de las Ardenas...

El menhir Dampierre

El menhir Dampierre lo tienes un poco más adelante, al borde de la carretera a la que te lleva tu camino. Ésta no es su ubicación original. El menhir apareció unos metros más atrás, dentro del campo de cultivo pero en su momento se decidió trasladarlo hasta aquí para no entorpecer las labores agrícolas.

Se desconoce su posición original exacta porque en tiempos medievales ya había sido previamente tumbado y tapado. Probablemente si se excavase de forma sistemática este campo obtendríamos informaciones importantes... e incluso tal vez más menhires, pero por el momento las cosas están bien como están...

Cuando llegues al menhir te propongo un pequeño “juego”. Ponte en el arcen de la carretera, justo delante de él, mirando en direcciónal dolmen Norte. Obviamente al principio no verás el dolmen porque el propio menhir te lo está tapando.

Luego, asómate por la izquierda del menhir hasta ver el dolmen. Y después haz lo propio por la parte derecha de la piedra. Repítelo las veces que quieras hasta calcular cuál debería ser tu posición exacta para que el dolmen, el menhir y tú mismo estuvieseis perfectamente alineados (si el menhir fuese fuese más bajo y te permitiese mirar por encima de él no haría falta tanto baile...).

Pues bien, cuando tú, el menhir y el dolmen estéis perfectamente alineados, da media vuelta sin moverte de tu posición. Justo enfrente de ti, alineado con todo lo demás, tienes el dolmen Sur, en el centro del pequeño grupo de árboles que tienes delante.

En ese momento tú mismo eres un elemento más de la principal alineación del campo de megalitos de Weris.

El dolmen Sur y los cinco menhires

Ya tienes claro, pues, cuál es tu próximo destino: el dolmen Sur y los cinco menhires que están justo a su izquierda. Regresa por el borde de la carretera hasta el camino por el que viniste (recuerda, el Camino Viejo de los Romanos) y ahora sí, continúa el camino una vez atravesada la carretera. Según te vayas acercando irás viendo mejor las piedras. Y unos metros más adelante, a tu izquierda verás una pequeña senda que te lleva justo hasta el dolmen, que encontrarás como hundido, en medio de los árboles.

Y es que cuando se encontró, a finales del siglo XIX estaba totalmente enterrado debajo del campo de cultivo, como una pequeña ondulación natural del terreno.

Se encontró porque los propietarios del campo estaban un poco hartos de que los arados chocasen en ese lugar con algunas piedras, y decidieron excavar para limpiar el terreno. Su gran sorpresa fue lo que se encontraron según iban retirando la tierra... El dolmen Norte ya era conocido, por lo que nadie tuvo duda de qué era lo que habían encontrado.

Aquellas piedras se revelaban como partes de un todo extraordinario tan preciso como desconocido.

Junto al dolmen hay cinco menhires. Cuatro levantados y uno todavía tumbado. Ellos también forman parte del sistema. Pero no están alineados con los dos dólmenes y con el menhir Dampierre.

Forman parte de otra alineación. Están alineados con otro de los menhires del valle, formando una línea exactamente paralela a la anterior.

En el valle se han descubierto 27 menhires, pero no hay duda de que todavía se encontrarán más. Todos habían sido derribados y la mayor parte de ellos yacían ocultos bajo la tierra de los prados y campos de cultivo.

Los tres menhires de Oppagne

Ahora toca abordar la última etapa del camino. La que te va a llevar a los tres menhires de Oppagne.

Vuelve a recuperar el Viejo Camino de los Romanos. Verás que rodeas el dolmen desde una pequeña elevación del terreno. Esto te va a permitir ver por primera vez la alineación de éste con el menhir Dampierre y el dolmen Norte, allá entre los árboles...

Sigue las instrucciones y en apenas diez minutos habrás llegado al final de este camino. Allá, en medio del campo de cultivo, los tres menhires... y el árbol de los sueños.

Estos menhires se encontraron a finales del siglo XIX tumbados y enterrados, poco después de encontrar el dolmen Sur. Al principio se pensó que podía tratarse de un tercer dolmen, pero luego se vio que, aunque las tres piedras formaban un conjunto, no llegaban a ser una construcción.

Los menhires fueron movidos y levantados en varias ocasiones, y con tanto ajetreo uno de ellos se partió y tuvo que ser reparado... de una forma más o menos tosca. No tendrás duda de cuál es...

Los tres menhires están en el extremo suroeste del campo y forman parte de otra alineación, también paralela a las otras, y también a unos pocos metros de distancia de ellas. Incluso aunque las ondulaciones del terreno impidan verlo.

El día 21 de junio, el día más largo del año, si se ve amanecer desde aquí, el sol sale justo por encima de la Piedra Haina...

Colócate detrás de los menhires. Contémplalos. Mira esos prados, esos sembrados, esas vacas... Igual que hace 5.000 años... Como si entre este momento y aquél no hubiera pasado toda la Historia de la Humanidad...

Entonces tal vez sientas el impulso de tomar un trozo de tela y atarlo a una de las ramas del árbol mientras expresas en silencio ese anhelo que llevas dentro... Como hicieron muchos otros antes que tú...

Ahora toca regresar, volver al dolmen Norte. Toca hacer el mismo camino, pero con una diferencia. Ahora sabes dónde estás.