Los franceses utilizaron el campanario del Ayuntamiento como referencia para apuntar los cañones y lanzaron una auténtica lluvia de fuego sobre la ciudad. Todo el centro quedó arrasado. Apenas el campanario (curiosamente) y la fachada del Ayuntamiento quedaron en pie. Pero justo después llegó el turno de la magia. Porque bastaron cuatro años para inventar lo que te rodea. Bruselas se levantó orgullosa de la afrenta y sobre aquellas ruinas construyó la que probablemente sea la plaza más bella del Europa. Tómate, pues, todo el tiempo que quieras, porque lugares como éste no se pueden visitar de cualquier manera.
¿Quieres un consejo? Primero déjate atrapar por el conjunto. Y después, solo después, empieza a saborear sus detalles. No trates de absorberlo todo de un golpe. El mayor riesgo que corres en esta plaza es que te afecte el "síndrome de Sthendal", esa especie de crisis de ansiedad que dicen que se produce cuando alguien no es capaz de asimilar la enorme cantidad de belleza que le rodea. O dicho de otra forma, que te bloquees y no sepas hacia dónde mirar, como esos niños pequeños en la mañana de Reyes ante una habitación llena de regalos...
Ahora simplemente disfruta con esta primera "inmersión". Como ese niño de antes, date el placer de girar en redondo, siéntete rodeado... y al final ve hacia la bicicleta... hacia el más grande de todos los regalos... que aquí es el Ayuntamiento.
El genial desequilibrio
Porque por encima de todo significa eso, la independencia de los ciudadanos, de los "burgueses" (de los habitantes del burgo) en la nunca fácil relación con el poder de los duques, de los condes o del rey. Es un edificio impactante. Con sus formas de cuento de hadas, con su armonía, con su equilibrio... ¿o tal vez no?... Porque si prestas atención te darás cuenta de que su armonía y su equilibrio tienen "truco". Un truco muy antiguo y, en cierta manera, oculto. La parte más antigua es el ala izquierda (se construyó entre 1402 y 1421). Y si te fijas, verás que su fachada es bastante diferente a la del ala que está a la derecha de la torre, tanto en el diseño como en el tamaño. Es un desequilibrio extraño del que prácticamente nadie se da cuenta en una primera mirada. Y es que a veces es en las imperfecciones donde se encuentra la vida.
El campanario tal como lo ves fue lo último en construirse, entre 1449 y 1454, a partir de uno cuadrado más antiguo del que todavía puedes ver la base. Es una construcción espectacular, casi salida de la ilustración de un libro de cuentos, que tiene en lo más alto una veleta dorada con San Miguel venciendo al demonio... que lleva ahí, derrotado y con la lengua fuera, más de 600 años. Desde la plaza parece pequeña, pero mide más de dos metros del alto.
La Maison du Roi El segundo gran edificio de la Grand Place está justo enfrente. Es la Casa del Rey (la Maison du Roi). El edificio en sí es "reciente" (tiene algo más de 100 años), aunque está inspirado en el original de origen medieval.
Aquí mismo perdieron la vida los primeros protestantes, que fueron quemados vivos por orden de la Inquisición. Inmediatamente se convirtieron en héroes populares y en símbolos de la lucha por la libertad. Goethe se inspiró en su historia para escribir la obra Egmont, a la que más tarde pondría música el propio Beethoven. Durante años sus estatuas estuvieron en esta misma plaza, mirando de frente a la Maison du Roi. Hoy, aunque ya no están aquí, todavía existen. Se conservan en un lugar realmente delicioso al que irás un poco más adelante cuando recorras la Ciudad Alta.
Mapa del recorridoUn primer vistazo La Grand Place tiene dos referencias: el Ayuntamiento (con su torre) y la Maison du Roi (justo enfrente). El resto de las casas también tienen su historia, pero la dejamos para un capítulo posterior. La escultura de Everald't Serclaes está debajo de los soportales que ves en la calle que sale justo a la izquierda del Ayuntamiento (Rue Charles Buls) | Da una oportunidad a la magia... PUBLICIDAD |